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Historia .

La familia Escalera es una familia española, asentada desde el siglo XIV en los pagos de Barcenillas de Cerezos, Merindad de Sotoscueva, provincia de Burgos, hasta que en 1600 uno de los miembros de esta familia de Hijosdalgos se traslada a Asturias y funda Casa y Vínculo en Mudarri, en el asturiano Concejo de Siero. A través de los siglos XVII y XVIII esta familia hidalga con Mayorazgo forma en la sociedad asturiana de la época unas generaciones que, de miembros de la baja nobleza asturiana, transmutan poco a poco en la burguesía naciente de los siglos XVIII y XIX.

Algunos miembros de esta familia comienzan a trabajar en el Ministerio de Hacienda Español haciendo carreras en la Administración Pública Española, tanto en las colonias españolas de las Islas Filipinas, entre 1869 y 1884, como en la Península. Los hermanos Evaristo (1833-1896) y Regino (1849-1915) Escalera y Suero-Carreño fueron altos funcionarios del Ministerio de Hacienda hasta llegar a ser Delegados de Hacienda en diversas capitales españolas incluyendo Madrid en 1912. De los hijos de Regino, dos de ellos, Mario (1862-1945) y Rodolfo (1888- 1938) Escalera y Avello trabajaron en el Ministerio de Hacienda Español, siendo el mayor de ellos Delegado de Hacienda en Oviedo y Jefe de Administración Civil del Ministerio de Hacienda. Perteneció a la Junta Codificadora de la Legislación de Hacienda Pública, cargo para el cual fue nombrado en Mayo de 1897 en virtud de sus profundos conocimientos de la legislación haciendista. El hermano menor, Rodolfo, fue Administrador de Rentas Públicas de la Delegación de Hacienda de Gijón hasta su muerte en 1938.

La tercera generación de los Escalera ya eran seis, tres de ellos varones: Rodolfo (1915-1974) Eugenio (1916-1979) y Antonio (1923-1982), mi padre. De ellos, el mayor, Rodolfo, siguió la carrera del Ministerio de Hacienda al acabar la Guerra Civil Española en Asturias en 1937. Los dos hermanos siguientes, balarrasas familiares de la posguerra, no quisieron seguir la saga familiar del Ministerio de Hacienda y después de estudiar en la Escuela de Comercio de Gijón, el mayor, y en El Escorial, el menor, ambos decidieron emigrar a Venezuela, después de haber estado a punto de hacerlo a la Guinea Española, otro de los lugares quiméricos de aquellos años.

Venezuela, en los años 1953 a 1960, ofrecía abrir sus fronteras a la emigración europea, italiana y española, que estuviese dispuesta a trabajar en oficios manuales con la sola manifestación de decirlo y aún no serlo. Supongo que ellos, con su única formación de estudios de Comercio y Contabilidad, aseguraron ser los mejores artesanos. En 1954 llegaron a Venezuela 70.000 españoles, dos de ellos eran mi tío y mi padre, aherrojados de Asturias por el mucho Don y el poco Din, se residencian en la ciudad de Maracaibo del Estado Zulia.

Con ellos viajaban sus conocimientos profesionales en el área de la contaduría, pero también viajaba un caudal que sería su marca profesional en el ejercicio de sus saberes, que era la honorabilidad y la responsabilidad. Después de unos difíciles comienzos en empleos administrativos en las empresas de “Helados Club” de Pepsi-Cola y “Especialidades Eléctricas” de Baltuch Broide, como Contadores de dichas empresas, ambos hermanos deciden formar juntos una oficina para ejercer la teneduría de libros y la asesoría fiscal a la pequeña y mediana empresa. Así se crea la firma de Contadores “OTECCO” (Oficina Técnica Contable) en 1956.

Los conocimientos adquiridos en la famosa Escuela de Comercio de Gijón, especialmente Eugenio que hizo toda la carrera, les proveyó de una sólida formación en el área de la Contabilidad y la Gerencia Fiscal, lo cual unido a una larga trayectoria y tradición haciendista hacen de ellos unos profesionales de altos vuelos en la teneduría de libros, la asesoría fiscal y eventualmente la auditoría.

Pertenecen desde sus inicios al Colegio Nacional de Contadores Técnicos hasta que en 1973, con la entrada en vigencia de la Ley del Ejercicio de la Contaduría Pública (05-12-1973), se contempló, en su artículo 29, la posibilidad de que aquellos Contadores Técnicos que hubiesen ejercido la profesión que tipifica la Ley como del Contador Público, previa la demostración de su actividad y experiencia profesional, pudiesen ser asimilados a la profesión de Contador Público, siendo autorizados a inscribirse en el naciente Colegio de Contadores Públicos del estado Zulia, en esa fecha, bajo la Presidencia de José Modesto Duarte Noguera.

Cumplidos todos los requisitos de la Ley y del Colegio, ambos hermanos, Eugenio y Antonio Escalera Alvarez son admitidos como Contadores Públicos y pueden ejercer la profesión con la única limitante de que no podían firmar sus actuaciones como licenciados sino como Contadores Públicos a secas.

Pero una nueva generación de los Escalera, allá por 1978, la cuarta dedicada a estos menesteres se prepara en la Universidad del Zulia y licencia a un hijo de Eugenio, José Antonio (1953) Escalera Escudero, como nuevo Contador Público. 3 Junto con su padre Eugenio, fundaron la firma “Escalera y Escalera, Contadores Públicos”.

Los hijos de Antonio, Antonio Rodolfo (1949) y María Paloma (1951) Escalera Busto, trabajan con su Padre en la firma “Antonio Escalera Alvarez, Contador Público” y a la prematura muerte de éste, en 1982, forman la firma “Antonio Escalera y Asociados, Contadores Técnicos”.

Y es ahora otra generación, la quinta, dedicada a la Contaduría, pues los nietos de Eugenio y Antonio, José Antonio e Ignacio Escalera Arenas y Antonio Escalera Abadías quienes estudian también las carreras de Contaduría Pública en la Universidad de URBE. Todos ellos trabajan en las firmas heredadas de sus abuelos. En 2004 se gradúa Antonio Escalera Abadias, quien pasa a dirigir la firma, heredada de su abuelo, “Antonio Escalera y Asociados, Contadores” y sigue su formación académica hasta ser graduado como Magister Scientiarum en “Gerencia Tributaria” en 2010. Juan Carlos Valecillos Escalera se gradúa junto con Antonio Escalera Abadías y ambos forman la sociedad “Escalera y Valecillos, S.C.” firma de Contadores Públicos y Auditores que hereda la larga tradición de los “Escalera, Contadores por siglos”.

Los fundadores, Eugenio y Antonio Escalera Alvarez, hicieron el difícil camino de hacerse un nombre bajo la sola égida de la responsabilidad profesional. Su legado en las firmas que hoy dirigen sus nietos es un caudal de experiencia, es una larga tradición de responsabilidad y eficiencia y es una herencia inmensa de honorabilidad a carta cabal. Todos estos valores morales y profesionales hacen de estas firmas actuales ser las depositarias de la mejor actuación profesional basada en los mejores valores éticos y morales. La mejor herencia.